A pesar de tener una gran
diversidad de matrices energéticas en la región, en los últimos años
Latinoamérica ha sufrido por la falta de energía, la que ha originado una serie
de problemas como apagones y además los gobiernos de la región debieron tomar
importantes decisiones, por ejemplo en Ecuador se decretó un estado de
excepción eléctrica. Esta crisis puede ser explicada por distintas causas, las
cuales detallaremos a lo largo de este artículo.
Para comenzar, debemos señalar,
según datos de la Organización Latinoamericana de Energía, la matriz energética
de la región está compuesta principalmente por petróleo (43%), gas (26%), biomasa
como carbón (14%), e hidroelectricidad (9%), lo que demuestra una alta
dependencia a fuentes no renovables, contrario al gran potencial que América
Latina tiene en materia de energías renovables como la geotermia, energía eólica
y solar, y la energía hidroeléctrica.
Si bien esta última es utilizada,
no se ha aprovechado la capacidad que nuestra región tiene, ya que dentro de
esta se encuentran importantes cuencas hidrográficas como la del Amazonas, La
del Río del Plata y la del Orinoco, sin embargo, uno de los problemas que
afecta a esta matriz es el cambio climático y las sequías, que reducen la
capacidad de producción, teniendo como resultado una gran cantidad de apagones
durante el año 2009 en países con alto porcentaje de electricidad entregada por
esa fuente, como Paraguay, Brasil y Venezuela. Otro problema es la alteración
ambiental en los lugares donde se construyen las represas, debido a que se
inundan grandes superficies.
Los gobiernos de cada país son otra
de las causas de esta crisis por diversas razones. La primera, es la falta de
inversión y de atracción de inversiones, lo que se traduce en poco
mantenimiento de las centrales eléctricas, y en escasa innovación en nuevas
centrales, las que permitirían diversificar la matriz energética, y además se
podría explotar fuentes renovables de energía. El segundo, es que las
decisiones sobre las políticas energéticas no son tomadas a largo plazo, y son
fundamentalmente instauradas para solucionar problemas inmediatos, generando
estas crisis cada cierta cantidad de años. Políticas a largo plazo disminuirían
notablemente los problemas, y otorgarían oportunidades de nuevas inversiones. El
tercer problema es que América Latina no tiene la suficiente integración, por
ejemplo, Chile compra gas a países fuera de la región, debido a conflictos con
Bolivia y Argentina, los cuales tienen reservas de este material.
Todo lo mencionado
anteriormente, nos deriva en posibles
soluciones como la instauración de una política regional de desarrollo
energético a largo plazo, la que debiera considerar los recursos que cada país
tiene a través de políticas locales, y además apostando por las energías renovables, especialmente la energía hidroeléctrica, ya que, como mencionamos anteriormente, América Latina tiene gran cantidad de recursos de este tipo, aunque siempre manteniendo otra fuente de refuerzo, para cuando ocurran sequías.